20 de agosto de 2013

Capitulo I Como Cantar en Misa Tema 3

Tentaciones musicales en la liturgia

Algunas de las tentaciones más “peligrosas” en la liturgia se consideran las siguientes:

        1.   La tentación del “Yo lo sé todo”

Ésta es muy propia de líder o de los líderes del grupo. De los directores del coro, de los que eligen los
esquemas musicales y de los que meten mano en el repertorio que se va a cantar. Nadie puede hacer una
observación porque don sabihondo o doña sabihonda lo saben todo, y lo que no…lo inventan.
Tú misma y tú mismo se van dando cuenta de que hay muchos datos, documentos, directrices, normas que se

deben conocer y aplicar para cantar en Misa.
No es malo no saber de todo, lo malo es que no quieras aceptar tus debilidades y tus limitaciones.
Estas deficiencias acéptalas por el lado positivo. No saber todo te da la visibilidad de descubrir cada día algo
nuevo y hacer de tu vida algo muy interesante.
Por otro lado, te da gusto y alegría saber que no estás tan solo como creías. Que no es verdad que nadie te
comprende, que nadie tiene la responsabilidad que tú tienes…Cuando comienzas a descubrir tus límites y
tocarlos, empiezas a darte cuenta que ahí es justo donde empiezan las manos amigas, los brazos dispuestos,
los hombros listos para ayudar.
Practica el compartir, que todos opinen, que todos hablen, que puedan escucharse…Hay tanta riquezas en cada
uno de los que forman parte de ese coro, que imaginar esa armonía cantando es una celebración cambia de
modo radical la unción de los cantos.

        2.   La tentación de poner en práctica “lo más fácil”

Lo decían por ahí y es necesario aceptarlo: “Lo práctico es enemigo de la liturgia.”
Bueno, un verdadero ministro no puede tener una mentalidad light o vivir ese ministerio de la manera más
fácil.
Esta tentación nos ha llegado y nos ha pegado tan fuerte que hoy día queremos participar en Misas light, de
esas que “duren” poquito tiempo, tener una fe light, de esas que no comprometen y que no quiten tiempo:
caminar con una esperanza light, que “al cabo al último me arrepiento y ya”; amar con caridad light, es decir,
cuando yo quiera me convenga y se ajuste a mis necesidades.
Cuando decidimos ensayar, queremos que sea un ensayo rápido, más bien dicho un “ensayito”, porque nos
aburre eso de de estar repitiendo y repitiendo hasta que salga bien. Cuando elegimos un canto queremos que
sea lo más “facilito” posible porque no nos sabemos otras pisadas en a guitarra que las de círculo de sol.
Cuando decidimos hacerle un arreglo coral a nuestro lo hacemos muy breve porque no damos para unas
segundas o terceras voces.
Caer en esta tentación nos priva de algo maravilloso que es la superación de nuestras deficiencias. Nos priva de
sacar lo mejor de nosotros mismos.

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